La Infidelidad es un tema que no deja indiferente a casi nadie.
La Infidelidad tiene de por si una connotación negativa, no porque contradiga preceptos morales o religiosos. Cada persona tiene derecho a elegir como, cuando y con quien mantiene relaciones íntimas o amorosas. Lo que sucede es que la infidelidad implica el faltar a un compromiso, traicionar la confianza,mentir o engañar y las consecuencias de eso suelen ser negativas para ambas partes de la pareja.
No todas las parejas consideran la monogamia y la fidelidad un valor fundamental en la relación, por lo tanto en los casos en que las relaciones sexuales o amorosas fuera de la pareja están aceptadas, los términos fiel o infiel carecen de sentido.
Cuando la fidelidad es uno de los valores que conforman los pilares de una relación, la posibilidad de ser traicionado acarrea miedo, inseguridad y una serie de posibles respuestas frente a la idea de sentirse engañado. Estas respuestas pueden ser desde la comprensión o aceptación hasta fuertes ataques de ira. Sobre todo comporta dolor y la sensación de que el otro ya no es quien creiamos.
La ruptura de la confianza puede acarrear celos desmedidos, rabia, frustración y posiblemente la ruptura de la relación
¿Por qué somos infieles?
Existen diferentes causas. Algunas circunstanciales, es decir relacionadas con el momento que vive la pareja y otras más profundas y personales. Estas últimas son los casos en que aunque la persona desee la estabilidad de una pareja su tendencia es a mantener diversas relaciones y el engaño forma parte de su personalidad.
Las personas con tendenciaa la infidelidad, presentan características como escasa capacidad de compromiso, ansiedad frente a la rutina y estabilidad, imposibilidad de renunciar a cierto placer. Son personas que no necesariamente dudan del amor que sienten por su pareja y del deseo de permanecer en ella. A veces por lo contrario están seguros de amar a la persona con la que tienen una relación estable.
Refieren no poder poner el límite cuando comienzan en una situación de “tonteo” o seducción, se dicen “no debo empezar porque no puedo parar”. Esto tiene como causa una dificultad para renunciar a una situación que puede ser placentera, aunque les acarree luego problemas, culpa y hasta la pérdida de la pareja.
La posibilidad de estar en una situación de seducción u atracción, es muy normal y se puede dar habitualmente. Incluso no tiene por qué constituir una traición hacia la pareja. El problema es cuando no somos capaces de dejarlo en un mero juego eventual y avanzamos hacia la concreción de un encuentro íntimo o prolongamos el flirteo hasta que se torna peligroso.
En estos casos la persona siente la necesidad de no perderse nada, de no limitarse a su relación de pareja. En lugar de intentar ampliar los límites de su relación o entender que no todo es posible, incurre en el engaño y la infidelidad.
La persona Infiel puede ganar en nuevas experiencias y sensaciones pero pierde en intimidad y compromiso en su relación. Muchas veces se llega a situaciones de mucha culpa y de estrés al mantener mentiras y secretos.
También tiene importancia la necesidad de tener una relación cargada de romanticismo e intensidad, que suele perderse con el tiempo en una relación estable. Muchos idealizamos el amor, y creemos que debe estar siempre rodeado de un halo de misterio, seducción e intensidad propios del comienzo de una relación o, justamente, de una relación oculta.
Muchos romances apasionados se han terminado rápidamente al salir a la luz y dejar de ser algo prohibido.
Otro factor a tener en cuenta en las personas habitualmente infieles es que, a veces sin saberlo, repiten un mandato familiar. No es raro que cuando analizamos un caso de una persona que no puede evitar ser infiel, su padre o su madre lo hayan sido y de alguna manera esto se repita como un destino.
Cuando la infidelidad aparece como algo puntual en la relación está directamente vinculada al momento que vive la pareja.
Hay momentos especialmente críticos en una relación, que pueden favorecer la infidelidad.
– El momento de formalizar y consolidar la relación. Puede que en este momento frente al compromiso aparezcan miedos y ansiedades que produzcan una situación de infidelidad.
– El nacimiento de hijos, sobre todo en el caso de hombres que se sienten ignorados en esta etapa por la mujer.
– Las relaciones largas, cuando la atracción sexual merma, exige una transformación de la pareja, renovarse y volver a encontrar una forma diferente de vincularse. Cuando esto no sucede la novedad sexual puede ser muy tentadora.
– También hay ifidelidades que podríamos llamar provocadas, ya que el miembro de la pareja, supuestamente víctima del engaño, ha estado invitando con sus actitudes a que el otro le engañe.
Cada caso requiere un análisis profundo de la situación.
Por eso es muy recomendable cuando se esté frente a la tentación, muy humana y muy común, de ser infiel, preguntarse ¿qué estoy buscando? ¿ la atracción es hacia la persona o hacia la situación? ¿Qué hecho a faltar de mi relación de pareja? ¿Qué estoy dispuesto a arriesgar o perder?
En términos de relaciones humanas no se trata de normas sino de responsabilidad, sobre todo hacia nosotros mismos.
La infidelidad puede ser una vía de escape para terminar con una pareja con la que no tenemos el valor de plantear una separación. No es raro que una infidelidad que aparentemente se quiere ocultar salga a la luz por un descuido por parte de la persona infiel, descuido inconsciente que no tiene otro propósito que por fin estalle la situación, es decir que la vida haga lo que no somos capaces de hacer de forma adulta y responsable.
Mantener una pareja estable y duradera es un propósito que se debe reafirmar cada día. No es fácil porque no se trata de que la pareja simplemente dure, si no que sea una fuente de crecimiento, alegría, amor y sexualidad.
Hay muchos momentos en que la vida de pareja es compleja y dura y exige mucho de nuestra parte para mantener vivo el interés y que este no se dirija a otras personas. Seguir encontrando en el otro un espejo amable en el cual reflejarnos y no uno que nos muestra solo nuestros defectos por ejemplo.
Claro que es una elección y una apuesta que no siempre se logra mantener.