Todos hemos caído en esta trampa.
Cuando tenemos un problema repetimos hasta la saciedad una misma conducta o actitud e inocentemente esperamos que el resultado sea diferente.
Es muy evidente en las relaciones de pareja o entre padres e hijos.
Frente a un conflicto entre las partes cada uno adopta posiciones firmes y reiterativas que no solo no solucionan el problema sino que muchas veces lo agravan. Como si cada vez que insistimos en esa actitud reforzáramos la imposibilidad de cambio .
¿Que pasa somos tontos?
Digamos que obcecados.
Las personas somos y nos comportamos de acuerdo a unos esquemas aprendidos en nuestra familia u otros modelos predominantes y nos guiamos por unas pautas que justificamos con todo tipo de argumentos. Estos esquemas y estos argumentos son terrriblemente potentes.
Resisten incluso a la dura prueba de la realidad ya que esta nos demuestra que estamos equivocados.
Nos aferramos tan fuertemente a nuestras ideas de lo que creemos que debemos hacer que ni siquiera se nos ocurren alternativas.
Perseverar en el error es muy frecuente , caemos una y otra vez en respuestas que no nos conducen ni a mejorar , ni a crecer , ni a solucionar problemas.
Estos nos agota y nos lleva a la impotencia «ya no se que hacer». En parte porque hasta creemos que hemos hecho cosas diferentes , cuando no son más que versiones de lo mismo.
Una invitación?
Haz una lista de todo o que has hecho para salir de esa situación, para resolver ese conflicto, para llevarte mejor con tu pareja, para ser reconocido por tu jefe, para manejar tu timidez etc. y luego pregúntate si haz logrado mejorar en algún sentido. Si la respuesta es NO, haz otra lista con lo que nunca haz hecho o con lo contrario a lo que vienes haciendo y pruébalo.
A veces es tan simple como dejar de hacer y simplemente observar por un tiempo desde fuera.
Deberíamos atrevernos a tomar la vida de una forma más teatral, cambiar de personaje y atrevernos a intentar nuevos roles.
Algunas personas pueden considerar esto como falsedad, hipocresía o manipulación. Más bien es hacer uso de nuestra plasticidad , dejar de condicionar nuestra vida a cuatro patrones y permitirnos ver las cosas con otros ojos.