En el artículo anterior hablaba de la aceptación de las dificultades que trae consigo la infancia y el crecimiento. De cómo sin darnos cuenta esperamos que nuestros hijos sean felices y exitosos permanentemente y como esa expectativa complica la experiencia de la paternidad y la vida de los niños/adolescentes.
En esta ocasión hablaré de los problemas y síntomas que presentan los niños, que van mas allá de la simple frustración por no tener el hijo perfecto o no ser los padres ideales.
Cuando los hijos o alumnos tienen verdaderas dificultades que no sabemos como solucionar
La psicopatología infantil y del adolescente es muy amplia e incluye desde conflictos transitorios y fáciles de resolver hasta patologías complejas y permanentes.
En ambos casos la intervención psicológica ayuda a resolver o disminuir los problemas.
Enfocaré el tema desde dos perspectivas diferentes , no por ello opuestas o excluyentes. Ambos puntos de vista implican formas de enfoque con resultados terapéuticos distintos que pueden complementarse , según sea el caso o el momento del tratamiento con un niño/adolescente,
1- Ante todo considero, como profesional de la salud mental, que es una responsabilidad ética preguntarnos ¿que nos esta diciendo este niño? ¿Que enigma encierra su conducta? ¿Nos quiere decir algo que no sabe expresar de otra manera?. Frente a un trastorno de conducta , aislamiento, problema de control de esfínteres, dificultades de aprendizaje, miedo, celos , por mencionar solo algunos de los síntomas que solemos encontrar en consulta, primeramente se debe dar la oportunidad de hacernos estas preguntas.
En el artículo anterior comentaba lo difícil que es adaptarse al mundo. Utilizar el lenguaje es una adquisición progresiva y de una gran complejidad. Los niños y adolescentes no siempre tienen todos los recursos expresivos para transmitir claramente lo que les sucede. Basicamente porque muchas veces ni siquiera lo saben, no hay palabras para aquel dolor o malestar que les invade.
A través de sus comportamientos , dibujos, juegos y problemas nos van explicando cosas.
Por eso si tenemos delante un menor con una determinada sintomatología debemos dar lugar a una exploración de lo que le ocurre emocionalmente. Como se conforma su familia, como es el medio escolar en el que está, que hechos importantes han afectado su vida o incluso la de sus padres. Hechos o circunstancias que para el punto del vista del adulto pudieron ser irrelevantes, para el niño pueden haber tenido un efecto muy potente. El solo hecho de prestar atención a esta posibilidad puede dar luz y modificar todo un panorama.
Incluso casos graves de autismo por ejemplo , tienen una mejoría cuando se pone la mirada en dinámicas familiares que están ocultas y que son un gran peso que recae en el niño.
¿Quiere decir por eso que iniciaremos un larguísimo proceso de investigación familiar? No . quiere decir que daremos al síntoma, problema o conflicto la posibilidad de decirnos algo, si tiene algo que decir. Puede ser sorprendente y producir un gran alivio encontrar algún detalle que se estuvo pasando desapercibido y que estaba produciendo duras consecuencias.
2- Desde otra perspectiva relacionada con la Terapia Breve Estratégica, considero que hay ciertas conductas y/ estados que presentan niños y adolescentes que no tienen unas causas afectivas o familiares complejas, sino que son el resultado de la interacción con los adultos.
Padres, educadores y niños suelen construir a lo largo del tiempo problemas, a causa de repetir formas de relación disfuncionales.
Quiero decir que un niño que cada día hace un berrinche a la hora de la comida porque no quiere comer nada de lo que se le dá, puede estar manifestando por ejemplo profundos celos por su hermano o bien que simplemente la forma en que los padres reaccionan frente a esta conducta, en lugar de solucionar el problema lo incrementan, por su puesto con la mejor de las intenciones .
Un adolescente que se aísla y deja de lado los estudios no siempre tiene porqué tener problemas graves , es posible que los constantes sermones de los padres y el rol de caso perdido que se le esté dando en la escuela, estén alimentando esta conducta.
Nadie, ni padres , ni profesores , ni niños/adolescentes son conscientes de este hecho. Por tanto continúan actuando igual, e incluso intensifican las estrategias que refuerzan el conflicto.
Es por esto que hablo de dos perspectivas diferentes. Una que considero una obligación profesional , que es indagar sobre las posibles causas del síntoma en la infancia, para darle su oportunidad de expresión. La otra con una perspectiva estratégica que propone actuar de forma completamente diferente a como se ha actuado hasta el momento frente al problema del niño o adolescente para desbloquear la situación.
En ambos casos es fundamental la implicación de la familia.
¿Cuál es la opción mas adecuada en cada caso? Como decía anteriormente ambas formas de trabajo se integran y se complementan. Hay casos y momentos donde prevalece una sobre la otra.
La información que nos aportan ambas enriquece el trabajo terapéutico ya que , a medida que el proceso avanza sus efectos nos van indicando si estamos frente a un tipo de caso u otro.
1 comentario en «Niños y Adolescentes, II»
Los comentarios están cerrados.