“Los celos, son la prisión más desesperanzadora del mundo. Porque es una prisión en la que el preso se confina a si mismo. Nadie lo mete a la fuerza. Uno entra por voluntad propia, cierra con llave desde dentro y lanza la llave por entre los barrotes. Y nadie en el mundo sabe que esta ahí recluido. Naturalmente, si se decidiera a salir, podría hacerlo. Porque la prisión está en su interior. Pero no se decide. Su corazón se ha vuelto duro como un muro de piedra. Esa es la esencia de los celos.» Haruki Murakami
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Este párrafo de la novela Los Años de Peregrinación del Chico sin Color de H. Murakami, me pareció una síntesis excelente del tormento que suponen los celos. Más aún me impactó como describe el problema de los celos obsesivos, no como un problema de dos , sino que ubica al celoso como el artífice de su propio mal.
El ser humano tiende a no reconocer su responsabilidad en sus dificulades y padecimientos , en forma total o parcial, suele poner fuera, acusar a otros o las circunstancias de lo que le sucede.
Esto es una gran trampa ya que produce un falso alivio. La persona que acusa al mundo de su malestar se exime de culpa y se satisface en la queja. Esto funciona como una droga que adormece momentaneamente e impide actuar y cambiar. Es una trampa porque si nada puedo hacer el problema persistirá mientras espero que el mundo cambie.
En los celos esto se intensifica, para el celoso no hay duda de que el/la causante de su dolor es el otro, su pareja y/o quien está dispuesto a quitársela.
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