
La familia es de donde partimos , nuestra identidad emerge de generaciones familiares que se entrecruzan . De ahí tomamos la fuerza y la vida y probablemente sea el lugar del mundo donde elijamos morir.
¿Que tipo de familia? No es lo importante, lo que cuenta es que sea un sistema de vínculos de amor incondicional, donde cada uno ocupe un lugar y el movimiento de uno afecta a todos.
Me centraré en este artículo en la familia de origen, padres, hermanos, abuelos, tíos.
Cabe destacar que aunque se trate de una familia monoparental, los miembros ausentes fisicamente también ejercen un papel determinante.
¿La familia es siempre maravillosa? Seguramente no, así como nos da la vida y un lugar en la historia y la sociedad, también acarrea relaciones dolorosas.
Al integrarnos en una familia recibimos un lugar, un nombre, un rol y puede ser que estos no sean fáciles de aceptar, que deseemos otros diferentes , esto genera malestar, frustración y rabia. El gestionar las relaciones familiares puede consumir una gran cantidad de energía . Los lazos de amor pueden quedar ocultos por sentimientos complejos y dañinos.
A pesar de todo ello, ese núcleo relacional de donde venimos sigue siendo el sustento de nuestra vida, son las raíces. Por más accidentado, e incluso enfermo que haya sido el encuentro entre un hombre y una mujer, que fueron nuestros padres, de ese encuentro recibimos el regalo de la existencia. Muy posiblemente tengamos una versión negativa de ese origen, o del vínculo con otros miembros , como abuelos, tíos o hermanos, esa versión ha sido creada por nuestras experiencias y como las hemos interpretado a lo largo de los años . Por tanto como toda versión puede ser re-escrita. Las malas experiencias pueden ser sanadas. Solo depende de una cosa, simple y a la v«ez compleja: ¿Deseamos ser víctimas de nuestro destino o encontrarnos con el valor y el amor que nos trajeron al mundo.?
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