Un día estás tranquilamente dándote un baño en la playa. Sientes el agua fresca y translúcida y el sol acariciando tu espalda y repentinamente sientes que el corazón te da un brinco, comienzas a sentir el pulso acelerado y toda las situación se transforma completamente. Sales rápidamente del agua, temes que algo malo te esté pasando, continuas sintiendo taquicardia y ya no estás a gusto, solo deseas marcharte, no sabes si decírselo a tus acompañantes o no.
miedo a viajar en avión
El incontrolable miedo a volar
El miedo como todos sabemos es un mecanismo muy útil que nos alerta de posibles peligros y evita que nos pongamos en situaciones de riesgo. O al menos así debería ser.
Lo que sucede en el ser humano es que muchas de las funciones instintivas de protección y preservación de la vida están alteradas, distorsionadas y en lugar de protegernos y ayudarnos nos generan problemas. En el caso del miedo a volar en avión se ve claramente, es un miedo irracional que no obedece a una necesidad de protección.
Existen dos grupos de miedosos al avión aquellos que temen que suceda un accidente fatal y perder la vida y aquellas personas que sufren de ansiedad o ataques de pánico y que la situación de verse dentro de un avión sin posibilidad de salir les produce terror.
Ambos se imaginan todas las situaciones posibles y se ven incapaces de afrontarlas con éxito.
Tanto hacerle ver a una persona que teme una catástrofe que estadísticamente es casi imposible que suceda , que muere más gente en la calle que en accidentes aéreos etc, es tan inútil como intentar hacerle ver que padece ansiedad que se relaje y disfrute del vuelo, que no le pasará nada por lo que necesite salir del avión. Ambas misiones son completamente inútiles.
El miedo gana la partida y, o bien la persona no coge el avión o se ve obligado a consumir ansiolíticos para soportarlo, transformando una situación que podría ser placentera en una pesadilla.
Miedo y pánico, como enfrentarlos?
El pánico nos hace huir siempre en la dirección equivocada.
Cuanto más intentemos negarlo o evadirlo más nos atormentará. Que hacer entonces? Responder a sus demandas irracionales? No, el miedo requiere un tratamiento diferente.
Actualmente existe una gama amplísima de limitaciones que sufren las personas a causa del miedo transformado en pánico: lugares abiertos, sitios cerrados, evitación de enfermedades y contagios, perdida de la cordura, reacciones fisiológicas, (desmayos, vómitos , incontinencia), animales, accidentes en la carretera, viajar en avión, hablar en público, sin olvidar el miedo a los ángulos rectos o a los espejos, entre otros. Todos ellos funcionan de forma similar y tienen por efecto la anulación total o parcial del desarrollo natural de la vida de quien los padece, que condiciona su trabajo, actividades y relaciones a defenderse del pánico . Cuando esto alcanza características constantes y fijas respecto al objeto o situación que atemoriza se constituye una fobia en toda regla.
El miedo es una señal quizá las más poderosa y primitiva, es una emoción que en principio es funcional, es decir que es útil y necesario para la supervivencia y protección del ser humano. Nos alerta de aquello que puede ser peligroso y de lo que debemos alejarnos o evitar
Y ahí está el punto complicado.¿ Cuando un peligro es real? ¿Cuando el miedo está justificado?
Las personas a diferencia de otros seres vivos, construimos en torno a mecanismos necesarios y naturales , problemas , síntomas y patologías.