Por mucho que los tiempos cambien, que los valores familiares parezcan desaparecer , que los vinculos sean tan variados y poco convencionales, la gran mayoría de las personas desean constituir una relación de pareja
Lo que si parece haber cambiado mucho es la tendencia a romper estos vínculos con más facilidad. Como un reflejo de una tendencia a disfrutar y sentirnos felices con aquello que no implica obstáculos ni problemas.
Es muy diferente no estar solo a estar en pareja.
Gozar de la compañía del otro para compartir la sexualidad y los gustos personales, no implica necesariamente el compromiso de constituir una pareja. Algunas personas confunden estas cuestiones y es por eso que forman relaciones cortas en las cuales, cuando alguna de las motivaciones fallan , el vínculo se rompe , con relativa facilidad.
Esto solo es un problema si realmente se desea otro tipo de relación. Podemos tener tantos compañeros de viajes como queramos a lo largo de la vida.
Conformar una relación de pareja implica asumir que viviremos momentos de felicidad y alegría y otros de dolor y dificultad.
Para hablar de una relación de pareja, al menos, se debe haber atravesado la etapa de la atracción inicial . La pasión y el deseo suelen ser la fuerza inicial de una relación, pero con el tiempo disminuyen y se transforman.
Cuando se modifica esa primera sensación de que el otro es casi perfecto y que colmará todas mis expectativas y carencias, es que pueden surgir una gran cantidad de conflictos y reajustes y por que no, decepciones dolorosas. Sí aún así decidimos seguir unidos, es posible que se trate de un vínculo profundo y siginificativo en nuestra vida.