Es una forma de psicoterapia que contempla al ser humano en su totalidad, el cuerpo, la mente, el espíritu, las relaciones interpersonales. El pasado y el presente confluyen en una sesión de Terapia Gestáltica.
El cuerpo y sus sensaciones explican aquello que las palabras no pueden describir y las palabras simbolizan a ese cuerpo habitado por emociones a veces silenciosas. La Gestalt es un enfoque que se centra en la experiencia del presente, la toma de conciencia de las necesidades actuales para conseguir gestionarlas y satisfacerlas de forma saludable. Las emociones como el miedo, la rabia, el amor , la alegria , muchas veces estan atrapadas, bloqueadas.
Las técnicas de la Gestalt posibilitan su desanudamiento, para que fluyan y encuentren su camino, en lugar de generar síntomas , frustraciones, angustia y estancamiento. Otro de los pilares de la Terapia Gestáltica es contemplar a la persona como incluída dentro de un sistema familiar y social. Todos formamos parte de una familia y eso se hace presente en nuestra vida cotidiana de muchas maneras , esclarecer nuestro lugar en el mundo, limpiar relaciones que se han distorcionado, acercarnos a ciertas personas o alejarnos de otras que no nos ayudan a crecer es liberador y vivificante. La Gestalt se basa en la experiencia del aqui y ahora para mover nuestra energia y realizar cambios en todos los niveles de la existencia.
Frente al dolor emocional, la angustia, la ansiedad e incluso la desesperación, lo primero es disminuir el malestar y plantear una perspectiva de ayuda y de trabajo conjunto paciente y terapeuta.
Un punto de apoyo, un punto de partida, un nuevo comienzo o un nuevo punto de vista, pueden ser las claves para transformar una situación crítica o incluso gravemente problemática en una oportunidad de crecimiento.
En algún momento podemos sentir que el suelo que pisamos se tambalea y que nuestro equilibrio se pierde. Hacemos intentos para recuperarlo, probamos soluciones, buscamos caminos que no tienen salida, perdemos mucho tiempo, negamos la realidad e intentamos incluso huir de la esa situación. Pero el problema persiste, la tierra a nuestros pies deja de ser firme y nos sentimos perdidos, tal vez sea el momento de pedir ayuda, de buscar un punto de apoyo para volver a situarnos en el mundo, para redefinir nuestros recursos y posibilidades.
Enfrentar aquello que nos angustia y nos desestabiliza es el primer paso para transformar esa situación.
Puede no ser fácil pedir ayuda profesional, lo posponemos, nos ponemos excusas de todo tipo: económicas, yo puedo solo, o nadie puede ayudarme, no estoy loco, etc. Lo cierto que son maneras de dilatar un malestar que puede cronificarse, sin ser concientes del paso del tiempo y del gran valor de nuestra vida.